jueves, 17 de abril de 2008

NOSTALGIA

Dentro de pocos días vamos a empezar una obra en mi casa, con todo lo que eso conlleva. Pero lo peor es tener que mudarnos, durante unos meses, a otra casa.
Así que, estos días, he empezado con el ritual de sacar todas mis cosas y meterlas en cajas de cartón. Proceso, en ocasiones muy duro, que me hacía dejarlo para el siguiente día. Duro no físicamente, sino emocionalmente.
Llevo muchos años guardando cosas que son especiales para mi, cosas insignignificantes para el mero espectador, pero importantes para mi. Entradas de cine, regalos, algunos papeles antiguos...
Entre todo ello, muchas cosas me hicieron reir, como algunas notitas que nos pasábamos entre compañeros de clase (me acuerdo hasta de las situaciones), y papeles en los que organizábamos alguna fiesta especial, como un romerito o las navidades, en los que aparece anotado que poníamos 300 pesetas (1,80 €) por persona, y lo que aportábamos de nuestras casas, siempre lo mismo cada uno, se repite de año en año, jaja. También me doy cuenta con estos papeles del montón de gente que nos juntábamos para esto, y el trabajo que cuesta ahora que todos tengamos un día libre a la vez. Y he visto también la gente que ya no está, a los que se les perdió la pista y ya sólo hay un vago recuerdo de su fisonomía.
De vez en cuando salía algo que me hacía pensar, entradas de cine de hace años, como la de la película John Q, por ejemplo, o Titanic, también un "contrato" que hice con una amiga para no pelearnos (la multa era hacer los deberes de la otra durante un mes), y cosas así.
Y hubo un grupo de cosas que me hicieron recordar, sobre todo cartas, pero también regalos que no sabía ni que tenía todavía. De los más antiguos: un reloj cuya esfera está decorada con Piolín (o Tuitti) y un colgante en forma de corazón, detalles a los que no consigo ponerles fecha cierta.
Todo esto me ha hecho corroborar que al ser humano le encanta alimentar su nostalgia, guardar cosas que les ayuden a no despegarse totalmente de las situaciones acontecidas y siempre les recuerden a un momento, una persona o un instante fugaz. Pero, si nos deshiciéramos de estas cosas, ¿qué quedaría de nuestro pasado?


La Hermanita de la Caridad

martes, 8 de abril de 2008

3 METROS

Esa es la distancia que me separó de Ismael Serrano durante todo el concierto. Distancia que me permitió observar sus gestos, sus sonrisas, sus guiños y todos los detalles especiales de la noche. Que me permitió sentir como si sólo cantara para mi y fuera yo la protagonista de sus canciones, la taquillera del Excélsior, Leia entre sus brazos o el recuerdo de Ismael una mañana temprano en el metro de Madrid.
En un lugar pequeñito, donde seguro que él y toda su banda se sintió como en casa recordando aquellos pequeños conciertos de hace años, en los que los asistentes parecían una gran familia. Además, demostró que estaba disfrutando del espacio. Fué un concierto totalmente diferente al de Barcelona (no me atrevería a decir mejor), más recogido, más entrañable, no sé. Un concierto divertido, como todos los que hace, con los "teatrillos" (uso esta palabra porque la que realmente se utiliza es en inglés y no me gusta) que explican las canciones, historias preciosas, canciones inéditas, y una puesta en escena que me hacía preguntarme si realmente era el mismo concierto al que asistí hace unos cuatro meses (que también me encantó).
Todos los componentes fueron muy amables con el público y antes del concierto se les podía ver por las calles de Aracena e, incluso, Ismael salió a saludar a las personas que hacíamos cola para recoger nuestras entradas.
A mi me dicen loca, pero voy a volver a otro concierto. Espero que pongan la fecha del concierto fin de gira en Madrid e intentaré hacerme con unas entradas.

"El amor es la piedra que Sísifo empuja" (Canción para un Viejo Amigo)

En la mitología griega Sísifo, hijo de Eolo y Enarete, marido de Mérope y fundador y rey de Éfir, fue condenado en el infierno a empujar una piedra enorme cuesta arriba por una ladera empinada, pero antes de que alcanzase la cima de la colina la piedra siempre rodaba hacia abajo, y Sísifo tenía que empezar de nuevo desde el principio. ¿Acaso el amor no parece a veces esa piedra? (Ismael Serrano, parte de la introducción a la canción "Sucede que a veces").
Blog Widget by LinkWithin