domingo, 20 de enero de 2008

Desenamorarme...

Esa es mi necesidad inmediata después de volver de Roma.
Anoche volví de esta maravillosa ciudad, anoche, cuando por fin me tumbé en la cama, sentí un vacío intenso dentro de mi, algo que no me dejaba conciliar el sueño. Todo daba vueltas en mi cabeza, todo se arremolinaba y paraba el tiempo de repente.
Enamorarme es mi mayor error, creo que se ha convertido en el peor de mi vida, en algo que me hace débil, algo que no consigo controlar. Eso me pasa con las ciudades, con estas ciudades que están llenas de incentivos para mi, que serían capaces de despertarme con una sonrisa cada mañana, y arrullarme con su encanto al anochecer, cuando un muro de piedra me separe de sus calles, de su aire, de su olor...
No aprendo, ya me pasó. Me pasó con Londres (a la que no amé bien), Madrid (a la que tardé en amar), París (un flechazo), Barcelona (en la que me sumergí y aún no puedo olvidar), y aún con el dolor del desamor, me vuelve a pasar, me pasa con Roma. Es peligroso empezar a amar, abrir los ojos ante ella con nuevas ilusiones, pasear mientras te observa desde sus cúpulas doradas, demostrando que es inútil no caer rendido a sus pies, resistirse es imposible.
Debí preveer que esto me ocurriría, a Roma ya la amaba antes de ir, de oídas, como si de la doncella más bonita de la Tierra se tratara, que tiene infinidad de admiradores sin ni siquiera haber rozado sus manos. Y cuando la ven, se escucha un suspiro colectivo, al confirmar que era más bella aún de lo imaginado.
Perder la consciencia, no ver a nadie, no oir a nadie. Sólo mirarla de frente, a sus ojos esculpidos en mármol, recubiertos de oro, engalanados incomparablemente.
No es turismo lo que yo hago cuando visito estas exigentes amantes, no. Es un ritual de cortejo, un baile sensual, al que acabo sucumbiendo yo. Pero me doy cuenta, cuando las abandono, de que ellas también sufren con mi partida. Y siempre vuelvo, tarde o temprano, a visitarla, con la confianza de los amantes que lo fueron en el pasado y, ahora, sólo una relación esporádica los une. Y al irte, le enjugas una lágrima de la mejilla con la palma de tu mano, mientras otra pequeña y cristalina resbala por tu piel cuando te das la vuelta para comenzar tu marcha.

A este amor han contribuido mis celestinos acompañantes de viaje, a los que quiero agradecer los momentos vividos.

Pd: Incluiré fotos en cuanto pueda.

10 comentarios:

Abel dijo...

Vaya historia, parece el comienzo de una novela romantica... jejeje, me ha gustado. Un saludo.

Pd: todas las ciudades que as nombrado tienen el encanto y la magia de enamorar a los visitantes, aunque no se pueda decir lo mismo de sus habitantes...

Sam dijo...

De ti si que es dificil desenamorarse!!! Por cierto, tenemos un viaje pendiente a la ciudad condal... me han hablado de un garito que te ponen calimoxe... ufff. que hace mucho que no soplamos la cañita!!!

Un besazo guapisima, a ver si ahora que estas de vuelta por España nos podemos ver! yo sigo en mi mundo, pero a veces bajo un rato a Huelva.

Callejuelo dijo...

Que buena cróncia y es que Roma nos ha marcado, todavia estoy flipando de todas las cosas tan bonitas que hemos visto. Que suerte de tener vuelos y alojamiento gratis, vas a tardar muy muy poco en volver a Roma.

Hermanita de la Caridad dijo...

Abel, me alegro de que te haya gustado, has ido a Roma?Te lo aconsejo. La gente de estas ciudades es que está harta de turistas, pero es muy diferente vivirlo desde dentro y entenderlos.

Samu, que piropo más bonito!! Qué pelota que eres, jaja. A ver, ve pensando en viajar, aunque sea a Huelva. Ya te digo, te echo de menos...

Calle, ojalá pueda ir prontito otra vez, me ha encantado, es que no sé como explicarlo, no te puedes imaginar lo que siento on estas cosas, vamos que sigo teniendo depresión post-viaje.
Besos a todos

f-18 dijo...

¿Recuerdas una tarde en que te puse flores
granates en el pelo, allá en el Aventino?
Parecías talmente una diosa pagana.
O mejor, una ninfa: la Dafne legendaria
que jamás tuvo Apolo, por obra de los dioses.
Esa tarde aún espera su momento preciso,
temblando en cierta página de un libro ¿Y aquella
noche antigua, su tibieza de estío, rodeados
de faunos y bacantes, de amorcillos inquietos,
en un café de Vía Veneto? ¿La recuerdas? Reías,
reíamos los dos, reíamos como antes
no habíamos reído en nuestras vidas. —¡Oh Dios,
qué sensación maldita de vivir, insoportable, extraña,
de la que nadie me aliviaba! Fue,
fue como si todo, todo, se hubiera ido borrando (el tráfico,
la puerta Pinciana iluminada y ocre, el orgulloso
Excelsior) y tan sólo tú y yo quedáramos en Roma;
solos tú y yo y esa luna tranquila y silenciosa
de todos los amantes, una luna muy pálida y muy grande,
una luna
que también se reía, redonda en su alto cielo cárdeno
y cargado de astros, de estrellas y de dioses,
mil veces más antiguo que el gran cielo de Júpiter.
Solos tú y yo en el mundo, cogidos de la mano
por el Campo dei Fiori. Solos tú y yo en el mundo
por Vía del Babuino, por el Corso, al pie
del viejo arco de Tito, bajo las rotas bóvedas
del Foro de Trajano. Y aquel lento vagar como embrujados
por la villa Borghese o arriba, en el Janículo,
con la ciudad convulsa a nuestros pies,
con la ciudad herida a nuestros pies,
con la ciudad sufriendo a nuestros pies,
adormecida
igual que si acabara de salir
de un ataque epiléptico.
¿Recuerdas todo eso?
También hubo un paseo junto al río: mirábamos
sus aguas que arrastraron graves togas,
cadáveres e imperios,
y batallas y puentes. De uno de ellos te dije: ese
es el puente Emilio, Dafne. ¿Lo recuerdas?
El púrpura del cielo flotará cada día en las colinas
al caer el crepúsculo.
Pero lo más curioso
(lo más curioso, Dafne)
es que nunca estuvimos
tú y yo juntos en Roma.

Hermanita de la Caridad dijo...

F-18, gracias por tu comentario, me ha traído muy buenos recuerdos, me ha vuelto a transportar a Roma...
SSaludos

Choko dijo...

Sobresaliente esas palabras dedicadas a los lugares que vas visitando y especialmente a Roma.
Me hubise encantado poder haber ido y disfrutar de esa magestuosa ciudad.
Espero pronto recalar por allí...

Reitero, me encantó este post y la forma de redactarlo...
Enhorabuena y besos.

Hermanita de la Caridad dijo...

Y a mi, Choko, me hubiera encantado que vinieses, hubiera disfrutado mucho, aunque también te hubieras hartado de andar, de subir escalones y esas cosas, como cuenta el Calle en su post.
Besos

Timore dijo...

Lo sigo reiterando, me encanta la forma de escribir que tienes!

Por otro lado, también como a Choko me hubiera gustado ir con vosotros a Roma pero estaba esperando el comienzo de mi trabajo y como no tenía claro la fecha de inicio del mismo, no quería aventurarme a comprar billetes y demás para que al final lo tuviera que cancelar.

Ya estoy trabajando y una cosa pendiente que tengo es configurar mis vacaciones. Me gustaría saber cuando teneis pensado volver a Roma o a otro lugar para configurar mis vacaciones acorde con esos viajes. Anímate que voy a empezar a tener dinerito!!!!!

Besotes

P.D.: sigue pendiente el café... creo que si se sigue demorando va a coger solera!

Timore

Hermanita de la Caridad dijo...

Timore, gracias!!
Pues la fecha en la que puedo volver no la sé, ya ves que no sé ni cuando puedo tomar café, mi vida es un desastre!!Ya sabes que los puentes no los tengo libres, y muy dificilmente los fines de emana, pero a ver si hablamos y podemos buscar algo.
Besitos.

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