Un año llevo sirviendo de armadura para el guerrero.
Y, en este tiempo, el acero ha flaqueado, se ha rendido, no ha resistido, ha dejado que, a veces, la espada rozara la piel del gladiador, dañándole.
Quizás la armadura no ha sido de la calidad esperada y ha dejado al luchador, en ocasiones, desamparado.
Pero el herrero lo ha comprendido y ha decidido reparar la coraza defectuosa de manera gratuita en su fragua, sin perjuicio al trato hecho al inicio de la transacción.
¡Esta armadura sí será noble!
La Hermanita de la Caridad
3 comentarios:
¿El de la foto soy yo? :-). ¡Qué ilusión!. No me importan ni el año ni los años, porque lo que me importa es el día, la vida. No eres armadura, eres piel. Tequila!.
Has visto lo guapo que estás en el dibujo?? jaja.
Besos
Suena a Paulo Coelho... me gusta la metafora. bss
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