domingo, 28 de junio de 2009

Por qué

Siempre me he considerado una persona muy observadora, de todo lo que hay a mi alrededor y de todo lo que va pasando delante de mis ojos. Y no he parado de preguntarme por qué veo tanta tristeza, tanta desilusión.

Se lo he contado infinidad de veces a mis amigos, que era una cosa que no podía (y no puedo) soportar. Ir por la calle y mirar a los ojos de los viandantes y observar en ellos no más que tedio, que inercia por seguir caminando, viviendo, respirando... Pero sin ningún tipo de alegría. Parejas que van de la mano y ni siquiera cruzan una mirada con su acompañante, ni una sonrisa, una caricia... madres y padres que pasean con hijos recién nacidos, aún en sus carritos, y en los que no hay un brillo de ensueño, nada de la nube que, creo, debería envolverles, recién casado que montan en un avión para pasar su luna de miel y no demuestran deseo, hijos que pasean con sus padres sin hacerles ningún tipo de caso, personas que hacen su trabajo de manera repetitiva y sin preocuparse por agradar, ...

Quizás penséis que estoy exagerando pero os aseguro que no es así. Os invito a hacer la prueba y me contáis, veréis que la mayoría de estas personas tienen un semblante triste, una mirada esquiva, una sonrisa fría tatuada en el rostro. Ninguna muestra de estar vivos y manejando sus vidas.

¿No hay motivos para sonreir?, ¿para ir con otra actitud?

Menos mal que hay escenas que consiguen sacarme de este pensamiento de vez en cuando, que me hacen sonreir y tener esperanza. Una de ellas es una madre jugando con sus niños, riendo a carcajadas, una pareja que se abraza en mitad de la calle ante la mirada furtiva de los envidiosos, una persona amable tras un mostrador y... mi favorita: un hombre, ramo de flores en mano, que va por la calle sin importarle que le miren, y en cuyos ojos se refleja una determinación incondicional por sorprender a la persona a la que va a visitar.
Por favor, si me veis por la calle, haced un esfuerzo por demostrar con una sola mirada o gesto lo que se os pasa por la cabeza, no me hagáis pensar que sois robots autómatas.


La Hermanita de la Caridad

9 comentarios:

Antonio dijo...

¡Qué me saltas las lágrimas :-)! Es cierto lo que dices, pero piensa también que las personas son muchas veces un espejo que reflejan lo que se van encontrando. Por eso intento, siempre que me lo permite el ruido interior, saludar sonriendo a la gente con la que me cruzo. Bs.

butonsa dijo...

¿Y si está solo aguantando el ramo? A lo mejor está hablando solo por teléfono y alguien la ha dicho, toma sujeta. Teléfono, ramo y ¿Un starsbuck café en la mano? No es que sea como esos de los que hablas, pero sí que ellos harían estas reflexiones por tal de justificarse en la dejadez del ser humano hacia el ser humano y su existencia. La verdad que el mundo no nos dá alegrias como para ir siempre alegres por la calle, pero, coño, nunca tampoco. Si todos hicieramos un esfuerzo para que de tres veces, por ejemplo, de las que salimos a la calle nos esforzáramos en solamente esbozar una sonrisa, eso significaría que una de cada tres personas de las que veamos estaría sonriendo, y quien sabe, a lo mejor hoy te toca a tí y solo con sonreir haces que el día se vea de otro color más claro y alegre. Joder, casi escribo un post completo, jajaja. Saludos desde Tauri...ah! Y sonríe, es sano.

Callejuelo dijo...

Hoy en día, parece que todo va tan acelerado que no tenemos tiempo para esas cosas, lástima.

Anónimo dijo...

¡¡Hola!!

Hace años que no escribo, pero voy a dejar mi opinión...desde el desconocimiento.

Yo tengo la teoría del Sol y el tiempo libre. Quienes hacen aquello que les gusta, sonríen más y aquellos que disfrutan de solecito y buen clima...requetesonrien...

Igualmente, a veces las preocupaciones nos comen la alegría y hace falta ver la sonrisa de un niño...la cual jamás tiene limites.

Besos y a sonreir todos que es gratis ;)

Hermanita de la Caridad dijo...

Hola! Gracias a todos! Y ya sabéis, sonreid allá por donde vayáis.
Muy bien Anónimo!!, aunque siempre hables desde la ignorancia. jaja. Me quieres decir que en Andalucía sonreímos más, eh?
Besos

victorysilcana dijo...

Alguna vez , he llegado a pensar eso también, pero es circunstancial , si voy paseando tranquilamente por la calle ,si que voy observando he intentando crear historias de las personas con las cuales me voy cruzando. Ahora... como sea uno de esos días que llevas en la cabeza tantas cosas ,agobios, problemas o preocupaciones, el que llego tarde o el que no se que voy ha hacer de comer para hoy... ya se puede cruzar por la misma acera que vaya mi madre, que no la veo.
Saluditos

Hermanita de la Caridad dijo...

Pues sí, victorysilcana, a mi también me pasa eso en ocasiones, que miro a la gente por la calle pero no la veo pero, en la medida de lo posible, intento evitarlo, y mirarles a la cara.
Saludos!

Choko dijo...

Me encantó esta entrada. Que razón llevas sobre todo en la primera parte. No somos nosotros mismos, tenemos que ajustarnos a la sociedad y moldearnos a ella. Una pena!

Hermanita de la Caridad dijo...

Gracias Choko por tu opinión! No pasa nada, nosotros intentaremos ser nosotros mismos, como siempre y, a quie no le guste.... jaja.
Besos

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