SIEMPRE NOS QUEDARÁ PARÍS

El mes pasado, concre- tamente el 17 de noviembre hice uno de los mejores viajes que he hecho en mi vida. Fui, con el Migue, a la ciudad de l´amour: París.

Yo no iba muy convencida ya que creía que no me iba a gustar mucho. Es lo que pasa con las cosas que tienen tanta expectación, que al final te haces una ilusiones por las cosas que escuchas, y te acaban desilusionando. Pero antes de continuar quiero decir que este no es el caso. Me encantó París, volvería a ir sin pensármelo dos veces.

Bueno, nos fuimos cuatro días, aunque creía que este tiempo no iba a ser suficiente. Antes de irnos, me preparé a conciencia para perder el menor tiempo posible: busqué horarios de monumentos, precios, parada de metro más cercana a cada uno, yo que sé, todo lo que se me ocurrió que nos podía hacer falta. Y, gracias a esto, nos dio tiempo a hacer absolutamente todo lo que teníamos pensado.

No me voy a poner a contar las innumerables visitas (Louvre, Sagrado Corazón, Montmartré, Trocadero, Nôtre Dame, etc) porque no terminaría nunca. Lo que sí quería mencionar es la subida a la Torre Eiffel. Fuimos la primera noche, llegamos a soltar las maletas al hotel y nos fuimos corriendo para verla. Admás, es el único monumento que permanece abierto después de las 6 de la tarde. Subimos hasta la última planta, 300 metros sobre el nivel del mar. El precio de la subida, 11€, no es dinero suficiente para pagar la experiencia. La vista de la antigua Lutèce extendiéndose a tus pies. Kilométricas explanadas que te permiten observar la fisonomía de una ciudad tan excepcional como acogedora. La primera foto pertenece a la vista desde la cumbre de la torre del Sena, uno de los tres ríos que atraviesa París, como un rasguño en su superficie.

Pues todo genial, si tenéis la oportunidad de ir, hacedlo, no os arrepentiréis.

Nosotros tenemos que volver dentro de algún tiempo ya que hay rincones de esta maravillosa ciudad por descubrir, y estoy dispuesta a hacerlo.

La Hermanita de la Caridad